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Mejor mira esto: 'Un 32 de agosto en la Tierra'

Mejor mira esto es una serie de textos quincenales dedicados a recomendar películas fuera de las tendencias y los algoritmos. Con el estreno de Duna, regresamos a la primera película de su director, Denis Villeneuve: Un 32 de agosto en la Tierra.

Esta semana trae el estreno en nuestro continente de Duna (Dune), esperadísima nueva adaptación cinematográfica de la “inadaptable” novela de ciencia ficción de 1965 escrita por Frank Herbert, ahora bajo la dirección del cineasta quebequense Denis Villeneuve.

El trayecto del libro a la pantalla ha sido una complicada odisea de décadas que, famosamente, ni Alejandro Jodorowsky ni David Lynch lograron sortear con éxito en el pasado (historia que resumo aquí).

Pero la trayectoria del nuevo director al bat es igual de fascinante, considerando que su filmografía de los últimos once años incluye un drama sobre el pasado de una mujer en Medio Oriente, un thriller sobre la violencia del narco en México, una de las mejores películas de ciencia ficción de la década pasada, y la secuela de un adorado clásico del cine ciberpunk ochentero.

Es una filmografía de géneros muy diversos, pero tonalmente uniforme. La gran excepción es, curiosamente, la primera película del director, una película entre el drama existencialista, la comedia romántica y la road movie. También nos lleva a un desierto, pero uno más terrenal que las dunas del planeta Arrakis: un salar cerca de Salt Lake City.

Un 32 de agosto en la Tierra: ¿de qué va?

Una mujer, Simone (Pascale Bussières) se queda dormida al volante mientras viaja de noche, y milagrosamente sobrevive al inevitable choque. Entonces, como si hubiera tenido una epifanía, decide que quiere renunciar a su trabajo como modelo y ser mamá.

Para lo último enlista la ayuda de su mejor amigo, Philippe (Alexis Martin), quien tiene claramente sigue enamorado de ella a pesar de que tiene pareja. Él accede con la condición de concebir al bebé en un desierto, así que ella les compra boletos de avión para Salt Lake City.

Un 32 de agosto en la Tierra se desenvuelve como una serie de anécdotas a partir de la ocurrencia de sus personajes, convirtiéndose por defecto en la película menos compleja de Villeneuve, narrativamente hablando. Tiene una simpleza que más recuerda al cine de la Nueva Ola Francesa de los 60 e incluye algunos guiños a ella –la apariencia de su protagonista emula la de Jean Seberg, uno de sus íconos–.

Pero menos compleja no quiere decir insulsa. El ritmo pausado que definiría la eventual filmografía de su director ya está presente aquí. Los personajes hablan sólo cuando es necesario, y los diálogos dicen lo suficiente para hacer eco de lo que ya evocan las imágenes, sus escenarios y composiciones: Simone y Philippe vagan por la vida como lo hacen por el desierto, intentando encontrar el sentido lado a lado, pero sin llegar a estar juntos.

Aunque pueda parecer que no sucede mucho –sobre todo si se le compara con los trancazos emocionales de La mujer que cantaba, por ejemplo–, Un 32 de agosto en la Tierra es la clase de película que dice mucho con poco, pues encuentra las sutiles tragedias en la situación aparentemente absurda de su pareja protagónica.

Un 32 de agosto en la Tierra está disponible en Apple TV y en MUBI. Encuentra los enlaces directos para verla aquí.

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Autor
Este no es el droide que estás buscando. Editor de Filmelier.com y crítico de cine publicado por Empire, Revista Encuadres y el Festival de Cine de Los Cabos, entre otros.