Mejor mira esto es una serie de textos quincenales dedicados a recomendar películas fuera de las tendencias y los algoritmos. Hoy van tres películas para ver si te gustó El juego del calamar, de Netflix.
Sobra decir que, si hubo una producción que ha dominado la conversación durante las últimas semanas, se trata de la surcoreana El juego del calamar. La serie, que trata sobre un grupo de personas que aceptan participar en versiones retorcidamente letales de juegos infantiles para ganar dinero y saldar deudas impagables, va en camino a ser la serie más vista en la historia de Netflix.
Lo cual, en papel, parece la antítesis absoluta de esta serie de textos, pero El juego del calamar es un fenómeno curioso y digno de mención por varios motivos (aunque no nos vamos a clavar en todos). El primero: se ha mantenido como la serie más popular incluso en Estados Unidos, un país cuyo público tiene una aversión tan notable a los subtítulos, que resulta más viable simplemente “americanizar” las películas.
Lo segundo (y más obvio), es que su temática la coloca en una tendencia que agrupa a varios éxitos cinematográficos de la pasada década, dentro y fuera de Hollywood: la desigualdad económica cada vez más profunda y el resentimiento entre clases sociales, el ingrediente que comparten tanto el taquillazo Guasón como la aclamada Entre navajas y secretos, además de la oscarizada (y también surcoreana) Parásitos, del director Bong Joon-ho.
En otras palabras: ahora no vengo a persuadir a nadie de hacer caso omiso de El juego del calamar porque, incluso si vale la pena hacernos varios cuestionamientos sobre ella (como si realmente sería tan exitosa si la despojáramos de toda su violencia a cuadro), es demasiado probable que ya la hayan visto de todas formas.
Sin embargo, lo dicho: su argumento hace eco de una problemática tratada en varias cinematografías del mundo actualmente, y la serie abre la puerta para explorarla más a fondo desde otras ópticas. Bien lo dijo Bong al recibir su Oscar: “cuando superes la barrera de una pulgada de alto de los subtítulos, descubrirás muchísimas más películas increíbles”.
Las niñas bien: ¿de qué va?
Primero vamos a México con la que, para mi gusto, es una de las mejores películas nacionales de la década pasada: Las niñas bien, de la directora Alejandra Márquez Abella. Inspirada en el libro homónimo de Guadalupe Loaeza, se sitúa en 1982. La protagonista es Sofía (Ilse Salas), líder de su grupito de “señoras de las Lomas”.
Sus vidas se reducen a organizar cenas, ir de compras e ir al club, mientras encargan a los niños con la nana. Sin embargo, cuando llega la crisis económica, el estilo de vida de Sofía se vuelve insostenible y, mientras ve su mundo desmoronarse, se aferra a las apariencias sobre cualquier otra cosa.
Las niñas bien es un drama de época en clave satírica, que si bien no tiene ni una millonésima parte de la violencia en El juego del calamar, sí posee un sutil humor ácido para retratar las enormes tragedias de la clase alta, como ya no poder ir a Niuyork cada fin de semana. También actúan la enorme Paulina Gaitán y la genial Cassandra Ciangherotti (vayan y vean más películas de ella, no se van a arrepentir).
Las niñas bien viene incluida con la suscripción a Star+, y está disponible para comprar o rentar en plataformas como iTunes, Cinépolis Klic y otras. Puedes encontrar todos los enlaces directos aquí.
Perdón por molestarlo: ¿de qué va?
En Estados Unidos, cineastas como Spike Lee o Ava DuVernay han hecho un trabajo crucial para retratar que la desigualdad económica viene acompañada, inevitablemente, del componente racial. Pero aquí vamos a ir con un cineasta más joven, con intereses temáticos claramente similares, pero cuya ejecución es mucho más estrafalaria: el rapero y productor Boots Riley, quien debutó como director con Perdón por molestarlo (Sorry to Bother You).
La historia se sitúa en una distópica versión de Oakland, donde Cassius “Cash” Green (Lakeith Stanfield) vive en el garage de su tío. Sin un centavo para pagar la renta, decide tomar un empleo en una empresa de telemarketing. Las ventas no van bien, hasta que un compañero (Danny Glover) le aconseja utilizar su “voz de blanco”, para agradar más a los clientes.
Cash es todo un éxito y rápidamente sube de puesto, haciendo a un lado a los compañeros que protestan por mejores condiciones de trabajo. También descubre que uno de sus clientes es una compañía llamada WorryFree, que garantiza techo y comida a sus empleados a cambio de contratos vitalicios (lo que casualmente suena muy similar a la esclavitud). Su presidente es un cocainómano en la piel de Armie Hammer.
En adelante, el protagonista se ve atrapado en un dilema moral, mientras desciende por los círculos de un infierno capitalista tan extremo como alucinante, cuyos giros son tan perversamente ridículos que no vale la pena arruinar las sorpresas en estas líneas. Dejémoslo en que esta película apareció recurrentemente en las listas de lo mejor de 2018.
Perdón por molestarlo estará disponible en Star+ a partir del 8 de octubre. Podrás encontrar el enlace directo para verla, aquí.
El expreso del miedo, ¿de qué va?
Aquí hago un poco de trampa, pues aunque esta película es hablada casi totalmente en inglés, y tiene un elenco internacional con estadounidenses, británicos y coreanos como Chris Evans, Tilda Swinton y Song Kang-ho; su director es el arriba mencionado cineasta surcoreano, Bong Joon-ho. Sin embargo, hay que mencionarla ya que es, probablemente, la más similar a El juego del calamar en temática y estilo.
Basada en la novela gráfica francesa Le Transperceneige, El expreso del miedo(más conocida por su título original, Snowpiercer) se sitúa en el año 2031, luego de que un experimento para detener el calentamiento global sale terriblemente mal, trayendo consigo una nueva Edad de hielo.
Lo que queda de la humanidad subsiste en un tren que atraviesa la nieve por todo el mundo sin detenerse nunca, y en cuyo interior se ha organizado una brutal sociedad segregada: los ricos viven cómodos en los vagones frontales, mientras que los pobres subsisten en terribles condiciones, apretujados en los vagones traseros.
Insatisfechos, los habitantes del fondo inician una violenta revuelta, liderados por Curtis Everett (Evans). Conforme avanzan, los rebeldes conocen más sobre la sociedad al interior del tren, donde los hijos de los ricos son adoctrinados sobre la grandeza y bondad infinita del creador de su hogar, Wilford (Ed Harris), ignorantes de lo que sucede en otros vagones.
Con su microcosmos de una sociedad organizada dentro de un tren con enormes brechas entre clases, la película bien podría definirse como una introducción muy completa a los mecanismos de la sociedad capitalista. Pero incluso dejando eso de lado, puede pasar perfectamente como un espectacular blockbuster, eso sí, con generosas dosis de violencia.
El expreso del miedo está disponible con la suscripción a Amazon Prime Video, puede rentarse en Cinépolis Klic, y verse gratis con anuncios en Pluto TV. Puedes encontrar todos los enlaces directos aquí.
Este no es el droide que estás buscando. Editor de Filmelier.com y crítico de cine publicado por Empire, Revista Encuadres y el Festival de Cine de Los Cabos, entre otros.
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